Silbando (Cuento)

 Regres贸 (por fin, se dec铆a) de otro d铆a rutinario, a su hogar. Crey贸 muy necesario dejar el bolso en la mesa de la sala del comedor, bien a la vista. Se tom贸 una fotograf铆a del rostro con su tel茅fono celular, la revis贸, le pareci贸 perfecta; que comunicar铆a todo aquello que sent铆a. Dej贸 el m贸vil junto al bolso, y avanz贸 por la sala del monoambiente, imaginando que pisaba un suelo de hielo fino mientras dejaba atr谩s una sensaci贸n que era para el olvido.


Sus pasos eran lentos, acompa帽ados por suspiros; mientras los ojos daban una vuelta a las fotograf铆as colgadas en las paredes, se fue desabotonando el cuello, creyendo que as铆 podr铆a respirar un poco mejor. Le pareci贸 extra帽o ver la ventana entreabierta, ya que viv铆a sin compa帽铆a, y se acerc贸.


Un atardecer precioso, con un espect谩culo en el cielo; era un cuadro con 贸leos rojo amarillento, y blancas pinceladas desordenadas haciendo distintas formas y figuras; unos p谩jaros de plumaje verde selv谩tico sobrevolaron los cables el茅ctricos del vecindario donde viv铆a.


De pronto algo cobraba sentido para s铆. Se le iluminaron las pupilas.


Escuch贸 un silbido, y desordenando el cabello silb贸 tambi茅n. Un silencio mortal, y luego se oy贸 otro silbido, viniendo de alg煤n lugar de las afueras entre los altos y bajos techos de los hogares. Desde su quinto piso volvi贸 a silbarle al vecindario, sinti贸 que le escuchaban. Otro silbido le respondi贸,  le pareci贸 un halago. Tom贸 aire, cerr贸 los ojos percibiendo un cosquilleo en la quijada, y dej贸 salir medio cuerpo y media vida por la ventana. Sus manos sent铆an el marco de metal fr铆o helarle las pieles, pero con tierna inspiraci贸n silb贸 a los vientos que anunciaban la noche; silb贸 vi茅ndose como un ave elevando sus majestuosas alas de suaves colores como la espuma marina; silb贸 palabras que desconoc铆a pero que guardaba desde hace mucho; le silb贸 a una fogata en medio de la penumbra, exhort谩ndola a ser m谩s brillante.

Dirig铆a una sinfon铆a, y el espectacular cielo danzaba con sus luces opacas al comp谩s de su melod铆a.

Se hab铆a esforzado m谩s que nunca, con exhaustividad esperaba, y ya no se escuchaba el otro silbido. Decidi贸 aguardar un momento, contemplando las ventanas y p贸rticos. Nada. Volvi贸 a silbar como en un principio, leve. Sin respuesta. Era el mismo silencio mortal. Pero ahora le parec铆a doloroso, decepcionante. El cielo intent贸 cortejar su alegr铆a, nublando un poco las terrazas y techos de los hogares, como descendiendo una s谩bana blanca sobre la pintura que traz贸 ese ser fallecido. A lo lejos se o铆a un trueno. Mir贸 hacia abajo, una brisa le recorri贸 la nuca, qu茅 escalofr铆os.


Crey贸 que se le hab铆an despedido sin haber escuchado la canci贸n que le inspiraron. Silb贸 con desesperaci贸n, mirando a todos lados, se solt贸 del borde de la ventana, ahora colgaba en el aire y sus dos piernas le manten铆an dentro de la sala. Una nube relampague贸 en el horizonte sombr铆o; comenz贸 a gritar al sentir el silencio del otro silbido, agitando los brazos; grit贸 al vecindario, llovizna cay贸, y crey贸 que nadie le escuchar铆a, nadie m谩s que al fantasma a quien que se lo dirig铆a. Y silencio. Los vientos llevaban, delicados, hojas oto帽ales que le acariciaron el alma y cayeron al abismo de la cornisa, en ese ocaso de tormenta. Ya d茅bil, se inclin贸 hacia adelante mirando c贸mo se iban, dej贸 caer un brazo con la mano abierta mientras las nubes rug铆an, y perdi贸 el equilibrio. No distingu铆a la adrenalina del v茅rtigo, de la desaz贸n de no o铆r al otro silbido. Apretando la mand铆bula, agit贸 los brazos, como intentando aferrarse de nuevo a los marcos de la ventana. Era imposible que lo haya imaginado, se cuestion贸... Comenz贸 a llover.


Desde hace mucho tiempo, por una ciudad dormida, un silbido sin fuerza viaja en el viento, buscando ser o铆do por la fr谩gil soledad. Y cuando lo escucha, aquella es tan buena compa帽铆a, que enmudece para contemplarla con cari帽o.


En una noche de tormenta, con las calles oscurecidas, apenas iluminadas por los faroles de luz el茅ctrica, gotas de agua se colaban en la sala, como intrusas, rozando los cristales y esquinas de una ventana abierta.



Comentarios

馃挅DESTACADO馃挅

Poema Mariposa

A ella d铆ganle que la extra帽o

Poema Mi triste coraz贸n