Cuento en verso de vida para combatir la tristeza
Él, como un nene, se encaprichó con la vida;
su padre bien le decÃa que vano era su esfuerzo,
pero él se aferró a una idea sencilla
¡Y asà iba regando cada brote pequeño!
"¿Por qué todavÃa riegas todo brote, viejo maltrecho?...
Nada de esto y aquello darán frutos que te beneficien a ti..."
El anciano meditó un momento y exclamó avivado como el fuego:
"¡Porque son de un dulzor más exquisito los frutos que no son para mÃ!"
Y cuando le llegó la hora de partir sus palabras fueron las que no hicieron falta,
pues habÃa dejado una huella en el mundo que es concreta e innegable,
y que no alcanzarÃa a describir en ésta mi humilde carta;
¡oh, el más hermoso jardÃn colmado de preciosas flores!
Dedicado a Luquita.
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